Las más antiguas corrientes teístas y religiosas como el
zoroastrismo, el gnosticismo y el maniqueísmo ubican el origen del mal en el
mismo génesis del mundo, cuando los dos principios: luz y oscuridad se
separaron en una batalla perpetua que se refleja en el microcosmos del hombre. Estas
doctrinas también atribuyen el mal a diversos dioses y entidades negativas que
influencian al hombre para que se rebelen contra el bien. Estas ideas fueron
posteriormente adaptadas en los diversos sistemas religiosos tanto monoteístas
como politeístas. Visto de esta manera, el mal viene primeramente de causas
sobrenaturales y divinas que están más allá de la física terrenal. Tales
conceptos fueron los que dieron origen a las mitologías que antaño poblaron el
mundo.
En la antigua Grecia, se decía que los males de los hombres
surgieron cuando la doncella Pandora, por curiosidad, abrió una caja que
contenía todas las calamidades y que estas se dispersaron a través del mundo.
La creencia más popularmente aceptada por tradición, se
halla dentro de la cosmovisión cristiana. Aquí, el mal se remonta a la caída
del edén cuando la serpiente o satanás tentó a Eva para hacerla entrar en
pecado y condenar así a la raza humana. Aunque una gran parte de las personas
aceptan esta explicación, son muchos los que han puesto en duda el génesis,
dando lugar al problema del mal: una serie de argumentos que exponen la
contradicción entre una deidad benevolente y la causa de tanto sufrimiento. La
paradoja de Epicuro fue la primera en plantear esta cuestión y sembrar la duda
que constituye la base para el ateísmo... ¿cómo un dios que tiene todos los
atributos de la perfección es mudo e indiferente ante la extensa fuerza del
mal? son bastante los argumentos que han contra y a favor que se han dado, pero
la pregunta sigue siendo un misterio.
El filósofo alemán Gotfried Wilhelm Leibniz sostiene que la
causa del mal es la privación o limitación del ser humano con respecto a la
mentalidad de dios. Así también para el matemático francés René Descartes, es
nuestro limitado conocimiento de la realidad, nublado por los sentidos, lo que
nos conduce al error. y por ello el hombre debe cuestionarse la veracidad de
todas las cosas.
Otro punto de vista, basado más en la lógica y la razón,
atribuye el origen del mal a la sociedad misma y la manera como el hombre
interactúa en ella. Para el filósofo Immanuel Kant, por ejemplo, el mal surge
dentro de nuestra propia voluntad que se manifiesta al relacionarnos unos con
otros. La vida en sociedad impulsa al hombre a exteriorizar su condición
natural insociable que es al mismo tiempo un motor de desarrollo. De esta
manera, Kant afirma que el hombre es malo por naturaleza al anteponer sus
intereses personales sobre la ley moral absoluta.
Filósofos materialistas del siglo 18 como Holbach,
Helvetius, Díderot y Méslier, sostenían que los males morales, especialmente la
injusticia, son el producto de la superstición y la ignorancia acerca del
funcionamiento de las leyes de la naturaleza. Agentes externos como la religión
y el gobierno son quienes empujan al hombre hacia el mal. El filósofo Karl Marx,
padre del comunismo, expone una ideología semejante, al etiquetar al
capitalismo como la fuente del mal. La desigualdad frente a la propiedad de los
medios, la explotación obrera y la opresión política degradan al ser humano y
lo mantienen en un estado de alienación negativa.
Un paralelismo semejante lo hallamos en la filosofía
anarquista: pensadores como Proudhon, Bakunin y Kropotkin señalaron al estado y
a las instituciones que dirigen al individuo, como el factor principal del mal,
ya que su función verdadera es esclavizar al hombre. Así pues, el anarquismo
promueve la abolición del estado como medio para lograr una sociedad mejor.
Estos sistemas filosóficos basados en la lógica y la razón,
niegan la existencia de una realidad metafísica, de modo que no explican la
causa de los males naturales como las catástrofes, las enfermedades y las
desgracias que en general parecen ser producto del azar y no causadas por el
hombre. De modo que, igual que la teoría religiosa, es un modelo incompleto,
pues la gente que sufre golpes del destino, quiere conocer la causa invisible
que lo genera y no el análisis objetivo del problema.
Llegado a este punto, entonces ¿cuál es el verdadero origen
del mal? ¿Cuál de las ideologías planteadas es la correcta? Y la respuesta es:
Todas tienen algo de verdad y todas tienen algo de error.
El origen del mal debe reposar en el génesis de la humanidad y la creación del universo, por la dualidad o existencia de dos caracteres o fenómenos distintos y contrapuestos. Este dimorfismo es la esencia de todo, si falta uno no existe el otro, la vida se manifiesta en forma polar.
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