LOS ORIGENES OCULTOS DE LA HUMANIDAD

Empezaré por decir que la teoría de la evolución es un apócrifo del génesis humano; de hecho el famoso Charles Darwin ni siquiera  era científico, estudió teología en la universidad de Cambridge y cuando fue a realizar su viaje de investigación a bordo del barco HMS Beagle, solo se llevo dos libros: la biblia y los principios de geología de Charles Luell, nada que tuviera que ver con paleontología (ciencia que estudia el origen de las especies).

Aunque el evolucionismo parece ser la explicación más lógica para la aparición del hombre, contiene muchos errores y contradicciones para ser tomada como una verdad absoluta.

Según Darwin y la ciencia el humano actual descendió del mono a través de una cadena evolutiva que se fue perfeccionando hasta llegar al hombre moderno, sin embargo hay ciertos enigmas y puntos oscuros que los científicos no han podido resolver, uno de ellos es el llamado eslabón perdido, un intermedio mono-hombre que hasta hoy día no se ha podido encontrar.

A lo largo de la historia, la ciencia ha puesto falsas pruebas en un intento desesperado para que el mundo acepte la teoría de Darwin, una de ellas fue el polémico hombre de Piltdown  encontrado en Inglaterra y anunciado al mundo en 1.912 como la prueba irrefutable de que el evolucionismo era un hecho. Los científicos presentaron el fósil como el tan anhelado “eslabón perdido” buscado por muchísimo tiempo, no obstante en 1.953 unos análisis de laboratorio comprobaron que el cráneo del “hombre mono” era una simple falsificación hecha con un cráneo humano puesto sobre la mandíbula de un orangután, el autor del fraude fue un naturalista llamado Charles Dawson.

Se supone que la evolución de las especies aplica para todos los organismos, esto significa que cualquier ser tuvo que evolucionar de una especie inferior y por lógica debe existir un eslabón intermedio entre la cadena evolutiva, no obstante la arqueología sigue sin hallar un fósil que sea en parte pez y en parte reptil, por ejemplo. Las llamadas “formas transitorias” – denominadas así por Darwin – nunca se han encontrado, incluyendo el típico eslabón perdido: pieza clave de la evolución.

Según la opinión del paleontólogo británico Derek V. Argen: “Lo que se presenta si analizamos pormenorizadamente los registros fósiles ya sea a nivel de órdenes o especies, es que lo que encontramos una y otra vez no es una evolución gradual sino la repentina explosión o aparición de un grupo a expensa del otro”.

Otro paleontólogo, el señor Mark Czarnecki dice que: “Los registros, las huellas de las especies desaparecidas preservadas en las formaciones geológicas de la Tierra,  han sido un problema para la demostración de la teoría. Dichos registros nunca han revelado rastros de las hipotéticas variantes intermedias de Darwin.

Por el contrario las especies, aparecen y desaparecen abruptamente, y esta anomalía ha alentado los argumentos creacionistas de que cada especie fue creada por Dios ( o por alguien más…)”.

Otro punto que desvanece la teoría darwinista son las variaciones ilimitadas por selección natural, es decir: una especie que se esté desarrollando en un entorno cualquiera puede modificar su cuerpo infinitamente, según lo requiera el medio, hasta evolucionar a una súper-especie compleja que se adapte cómodamente. Lamentablemente para quienes apoyan a Darwin, el científico danés W. L. Johansen confirmó que tales variaciones ilimitadas simplemente no existen, esto también lo ha podido demostrar la ciencia a través de numerosos experimentos, donde se comprobó que los cambios en las especies tienen un límite.

La versión científica de que el hombre apareció hace tres millones de años aproximadamente es mentira, nuestro origen data de muchos años atrás, posiblemente a principios de la era cenozoica o terciaria, es decir hace 65 millones de años, incluso hay varias pruebas que confirman esto.

En el parque nacional Dinosaur Valey en Texas EE.UU. se encontraron innumerables huellas humanas petrificadas a la orilla del río Paluxi que tenían unos 60 millones de años, el descubrimiento comprueba que la humanidad es mucho más antigua de lo que se cree.

Por otro lado se han encontrado indicios de que el hombre (o alguna civilización) existía en el periodo triásico. Curiosos petroglifos hallados a lo largo de formaciones rocosas en América y otros continentes muestran representaciones de dinosaurios y otros animales prehistóricos que fueron hechos durante la era neozoica, cuando el hombre primitivo habitaba en las cavernas, entre 2.5 millones y 10 mil años.

A lo largo del Amazonas y el Big Sandy River, Óregon se encontraron ilustraciones de un estegosaurio, animal extinto hace millones de años atrás. Igualmente en el Cañón Havasupai, cerca del gran Cañón del Colorado, la expedición Doheny en 1.924 halló unos petroglifos que mostraban al tiranosaurio rex, sanimal que existió antes de la supuesta aparición del hombre.

Otra expedición realizada en 1.945 cerca del pueblo de Acámbaro en México, descubrió unas estatuillas de arcilla las cuales eran modelos de mamíferos y reptiles de  la era mesozoica, su edad de fabricación era entre 3.000 y 6.500 años de antigüedad.

Si los dinosaurios junto con muchos animales de su época desaparecieron a causa de un asteroide hace 65 millones de años, ¿cómo es posible que un hombre primitivo que apareció supuestamente hace tres millones de años, pudiera conocer a estos seres?

Más evidencia muestra que la ciencia ha estado mintiéndonos por años sobre nuestro pasado y las civilizaciones que se desarrollaron antes del surgimiento del ser humano moderno.

En los museos de Francia hay imágenes talladas en roca lisa que muestran asombrosamente hombres modernos vestidos con ropa de nuestra época como chaquetas, botas túnicas, etc. Este arte prehistórico data de la era cuaternaria en donde los máximos inventos eran una lanza y una piel de animal que se usaba de abrigo.   

Otros fascinantes descubrimientos se han hallado en Sudáfrica: algunos petroglifos de la época cavernícola revelan viajeros blancos con ropa totalmente ajena a la terrestre, realizando lo que parece ser una tarea de exploración. En Ngwenya, Lesotho, existe una mina que había sido trabajada hace 43.000 años cuando ni siquiera existían los instrumentos ni la tecnología para extraer materia prima de las profundidades.

En 1.959 en Italia, se extrajo un esqueleto humano fosilizado cuya edad se supo por las capas minerales que lo rodeaban; sobrepasaba los millones de años contrariando la cronología científica.

Otros datos ponen a prueba la veracidad de nuestra cadena evolutiva y revelan impactantes detalles sobre el origen extraterrestre.

En la universidad de Múnich en 1.977, un genetista llamado Suante Päävo examinó muestras de ADN en los huesos fosilizados del hombre Neanderthal y lo comparó con el Homo sapiens sapiens (hombre moderno). Normalmente en la cadena evolutiva se observan como mínimo ocho diferencias mitocondriales pero esta analogía reveló veintisiete.

Comparación entre los cráneos del hombre neandertal (a la izquierda) y el hombre moderno (a la derecha), nótese las enormes diferencias entre ambos, lo cual  hace considerar la posibilidad de manipulación genética para mejorar al hombre, pues en un periodo de tan solo 200.000 años el cráneo del neandertal no habría podido alcanzar la estructura del cráneo humano actual.

Según la ciencia el Neanderthal perteneció a una rama evolutiva que acabó extinta, pero si esto fue así, ¿cómo pudo el Homo sapiens sapiens descender de éste hombre primitivo?.

La teoría de Darwin tiene muchas contradicciones, no obstante si tomamos  en cuenta la intervención alienígena en la evolución humana, todo tiene más sentido.

En la actualidad muchos científicos le están apuntando al origen extraterrestre del ser humano gracias a extensas investigaciones que ponen en ridículo a sus colegas y los hacen blanco de críticas.

Es el caso del científico británico Chandra Wickramasinghe de la universidad de Cardiff, quien asegura que la vida en la Tierra fue sembrada gracias a microorganismos residentes en los primeros cometas chocados con nuestro mundo, esto significa que la vida se desarrolló originalmente en el espacio y luego fue traída aquí por medio de una fuente extra planetaria.

Esta teoría conocida como “panspermia” fue planteada en 1.990 por Christopher Chyba del Instituto para la búsqueda de inteligencia extraterrestre, según sus estudios algunos meteoritos y cometas trajeron moléculas orgánicas que desarrollaron la vida como la conocemos.

El hallazgo más asombroso es quizá, el que realizó el profesor Sam Chiang junto con su equipo de investigación trabajando en el proyecto del genoma humano. Ellos investigaron el 97% de las secuencias no codificadas de nuestro ADN conocido por la ciencia bajo el nombre de “ADN Chatarra”, puesto que se desconoce por completo su función.

La teoría que planteó el equipo fue que esa misteriosa parte del ADN es un código genético de  formas de vida extraterrestre.

Según el profesor Chang estos genes son totalmente distintos al otro 3% teniendo, por ejemplo su propio sistema inmunológico, venas, arterias; su hipótesis indica que fueron programados por ingenieros genéticos de otros mundos.      

Conforme a la tesis de este grupo científico, el “ADN extraterrestre” está presente en todas las especies de la Tierra y fue cambiado varias veces a lo largo de la historia, lo que explicaría los vacíos o enigmas en la teoría evolutiva.

“Los genes por si solos no son suficientes para explicar la teoría de la evolución;  debe haber algo más en juego” -  dice el profesor Chang, luego agrega: “más pronto o más tarde tenemos que enfrentarnos con la noción increíble de que cada vida sobre la Tierra lleva el código genético de su primo extraterrestre y que la evolución no es lo que nosotros creemos que es”.

El doctor Maximo sadin, estudioso en bioantropologia opina que el darwinismo no es más que el apéndice científico a la teoría de libre mercado de Adam Smith: ambos exponen que la lucha entre individuos por las necesidades básicas de la vida, debe ser constante para que al final solo el más fuerte pueda sobrevivir. Esto es – según Darwin – “la selección natural” y es curioso, porque fue esa filosofía la que inspiró a Hitler a llevar a cabo su proyecto de la “raza perfecta” asesinando millones de judíos, pues se había demostrado genéticamente que estas personas padecían mas enfermedades hereditarias que cualquier otra raza; supongo que para el Darwinismo simplemente no eran aptos.

El libro “la evolución de las especies” es tan solo una desinformación acerca de nuestros verdaderos orígenes, que vende a las personas una falsa idea de lo que es evolucionar, asociándolo a términos únicamente biológicos.

Según un biólogo celular, el doctor Bruce Lipton, cualquier organismo necesita dos funciones básicas de supervivencia: una es crecer y la otra es defenderse; cuando se está en la fase de crecimiento la energía acumulada dentro del cuerpo se centra específicamente en esa actividad, pero cuando el individuo entra en la fase de protección, el proceso de desarrollarse y tomar su propio control queda interrumpido concentrando toda la energía en una función de defensa.

En otras palabras el doctor Lipton explica que se puede gastar la energía en crecer como seres consientes o en mantenernos a la defensiva y pelear, pero no las dos cosas al mismo tiempo. Así es que Charles Darwin falla al relacionar la lucha de la supervivencia con la evolución.

Por último la mayor contradicción en el evolucionismo la planteo el científico genético Francis Crick, (codescubridor de la estructura de nuestro ADN) al decir que los genes humanos no pudieron evolucionar al azar en tan poco tiempo y transformarse en figuras complejas.

Crick introdujo la teoría de la “panspermia dirigida” basada en que una civilización inteligente a punto de extinguirse eligió el planeta Tierra para comenzar la vida de cero.

Otra prueba más que fortalece el origen extraterrestre del ser humano y desmiente a Darwin.

La evolución va mucho más allá de triviales conceptos antropológicos y científicos, tiene que ver con la conciencia, la ampliación de esta, con el cambio en cuerpo, mente y espíritu de cada ser que despierta a una nueva realidad.